Últimamente no estoy en racha... o no estoy calibrada con el resto de espectadores, porque mientras en el patio de butacas del teatro de La Latina la gente se lo pasaba en grande con la obra "Mitad y mitad", yo permanecí impasible ante esta comedia macabra. Y no es porque no me guste el humor negro, es más, podría ser campeona olímpica de la disciplina, pero es que el montaje se me hizo redundante, hasta pesado, sobre todo en su primera parte.
Por esa razón, preferí dedicarme a observar a mis vecinos de butaca, esos seres que en ocasiones me son tan desconocidos, y a detectar cuales de sus costumbres me son más odiosas. Por ejemplo, una par de chicos se pasó la representación comiendo chocolatinas, con el consiguiente molesto ruidito de su envoltorio, y a beber agua de una botella que guardaban en el fondo de una bolsa de viaje... ¡con cremallera! Y digo yo, ¿no podían esperar a que terminara la obra para tomar algo? Rezo para que los teatros no se equiparen a ciertas salas de cine, repletas de gente masticando palomitas y sorbiendo refrescos.
También los hubo que se levantaron y salieron de la sala para luego volver en plena representación. Ante esto, sin comentarios... Y por no hablar de los zumbidos de los móviles, que no por quitarles el sonido dejan de tenerlo. En fin, ¿a vosotros qué otras cosas os molestan en los teatros?