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viernes, 17 de mayo de 2013

Expectativas cumplidas con "La función por hacer"

Miguel del Arco firma un ejemplo perfecto del teatro español de nuestros días

La función por hacer
Foto: teatroabadia.com

Nunca he visto ni he leído "Seis personajes en busca de autor" de Pirandello, pero ayer me alegré de no haberlo hecho, ya que así pude ver con ojos vírgenes la fascinante obra "La función por hacer", una reflexión sobre lo que es verdad y lo que es real, sobre la profesión de actor y la de autor... En definitiva, sobre el teatro y sobre la vida.

A todos nos gusta el teatro del Siglo de Oro, los grandes autores internacionales, los clásicos... pero el cuerpo te pide a menudo algo rompedor, contemporáneo, moderno, y me llena de orgullo (y satisfacción, como diría aquel) encontrarme con una producción con esas características y encima firmada, dirigida e interpretada por talentos españoles. Por supuesto, es difícil y poco conveniente hablar de su argumento, lo mejor es descubrirlo por uno mismo, pero si se puede adelantar que sus diálogos contienen multitud de frases dignas de un tatuaje. Además, la obra consiste en un divertido juego de metateatro, plantea qué es más real y qué más verdadero: lo que se vive o lo que se representa sobre el escenario. Visto desde otro ángulo: ¿somos todos personajes con historias dignas de contarse? Yo siempre he pensado que sí, pero, como explica uno de los personajes, es muy importante la forma en que se narra. En esto Miguel del Arco está demostrando ser todo un maestro. 

Para Boadella el teatro se puede simplificar en "un actor desnudo en un escenario desnudo". "La función por hacer" cumple con esta definición: la ausencia casi absoluta de sonidos más allá de las voces de los actores, una escenografía compuesta únicamente por una silla y un banco, y una iluminación, diseñada por el recientemente premiado con un Max Juanjo Llorens, que está sin estorbar. El planteamiento no puede ser más sencillo... y a la vez más complejo.

Mención aparte me merecen los actores, y en especial Manuela Paso, muy creíble en el papel de la madre. Pocas veces el teatro me produce escalofríos, pero ayer tuve dos muy intensos, uno de ellos por el grito desgarrador de esa mujer, que me transmitió en un instante su angustia y su dolor. El otro no digo cuando me sobrecogió para no destripar la obra, pero el que lo haya visto sabrá cuando.

"La función por hacer" es, en resumen, una obra redonda y exportable, digna de ser exhibida en Broadway o en el West End. Para hacernos una idea de lo buena que es hay que mencionar que, en un país en el que su presidente del Gobierno no ha tenido tiempo para ir al teatro en el año y medio que lleva de legislatura, y en el que el ministro de Cultura no acude a la gala de los Premios Max, el reestreno de esta obra sí contó con la presencia de todo un cargo político, en concreto con el director del INAEM Miguel Ángel Recio. Todo un honor.


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