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viernes, 1 de marzo de 2013

Cosas que me molesta que sucedan en los teatros


Últimamente no estoy en racha... o no estoy calibrada con el resto de espectadores, porque mientras en el patio de butacas del teatro de La Latina la gente se lo pasaba en grande con la obra "Mitad y mitad", yo permanecí impasible ante esta comedia macabra. Y no es porque no me guste el humor negro, es más, podría ser campeona olímpica de la disciplina, pero es que el montaje se me hizo redundante, hasta pesado, sobre todo en su primera parte.

Por esa razón, preferí dedicarme a observar a mis vecinos de butaca, esos seres que en ocasiones me son tan desconocidos, y a detectar cuales de sus costumbres me son más odiosas. Por ejemplo, una par de chicos se pasó la representación comiendo chocolatinas, con el consiguiente molesto ruidito de su envoltorio, y a beber agua de una botella que guardaban en el fondo de una bolsa de viaje... ¡con cremallera! Y digo yo, ¿no podían esperar a que terminara la obra para tomar algo? Rezo para que los teatros no se equiparen a ciertas salas de cine, repletas de gente masticando palomitas y sorbiendo refrescos.

También los hubo que se levantaron y salieron de la sala para luego volver en plena representación. Ante esto, sin comentarios... Y por no hablar de los zumbidos de los móviles, que no por quitarles el sonido dejan de tenerlo. En fin, ¿a vosotros qué otras cosas os molestan en los teatros?

1 comentario:

  1. Hola...jejejeeje, comparto tus molestias. A mi lo que me molesta, es que la gente llegue siempre tarde (hace años esto no pasaba) y pasa por delante de uno para buscar su asiento. Otra cosa que es de risa pero que ya no lo aguanto más, es cuando se apagan las luces y comienzan las toses absurdas de la gente, y todo el mundo a toser, lo cual te pierdes los primeros diálogos.

    Como tu muy bien has dicho; los móviles. A pesar de que siguen avisando que los silencien o apaguen, la gente (porque no lo consiero público) enviando sms o whatsup con la pantalla encendia. Siguen sonando a pesar de las advertencias, dichos aparatos, lo que me hace deducir que los dueños-as, son unos perfectos maleducados.

    También (por aportar..jejeje) la gente de la fila anterior, dando una buena remesa de pataditas en tu respaldo sin pensar en que están molestando al de delante.

    La gente que comenta la obra, con voz normal y sin parar...¡¡lo odio y no me queda otra que llamarles la atención en bajito!!, y encima ponen cara de desagravio. O los que te meten el codo en el costado.

    Los caramelos de envoltorios difíciles o pegajosos...que se tiran media hora para abrirlos y esperar el momento de ruído o voces en alto de los actores para aprovechar la apertura de dicho caramelito.

    Y como última (no recuerdo en este momento más, pero seguro que las hay) la persona de la butaca de al lado, que tiene sinusitis o alergia, pero que no se suena la nariz, y se pasa toda la obra esnifando mocos.

    Todos estos sucesos hacen que uno no se entere o disfrute plenamente de la obra (o en caso de cine, que eso ya es terrible, mucho peor)

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