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jueves, 5 de abril de 2012

La Regenta en "¡Sálvame!"



La atmósfera axfisiante de la minúscula Vetusta es muy parecida a la falta de intimidad y privacidad que vivimos actualmente en la inabarcable aldea global. Los dimes y diretes que tan bien reflejó Clarín en su obra cumbre o, dentro del género cinematográfico, Juan Antonio Bardem en "Calle Mayor" se desarrollan ahora a las mil maravillas en el caldo de cultivo que suponen las redes sociales y los platós de televisión. Esto es precisamente lo que han querido reflejar Marina Bollaín y Vanesa Monfort en la versión teatral de "La Regenta" que estrenaron el pasado 30 de marzo: que la hipocresía y la mezquindad que en muchas ocasiones campa a sus anchas en las capitales de provincia existe igualmente entre los seguidores de Twitter, Facebook y "¡Sálvame!".

Y qué mejor manera de mostrarlo que a través de la caricatura de esos programas del corazón, esos en los que lo que vale es que hablen de ti, aunque no sea verdad lo que se diga. Ana Orozco se convierte así en una víctima de ese circo, o más bien de ese teatro dentro del teatro en el que se convierte la función, ya que el público de los Teatros del Canal pasa a ser un elemento más de la farsa. Las risas se confunden con la amargura ante el solvente trabajo de la protagonista, Mariona Ribas, y el del resto del reparto. Y es que no por manido el recurso de trasladar un clásico a los tiempos actuales esta obra deja de ser entretenida ni deja de transmitir un claro mensaje de respeto a las existencias ajenas.

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